Educación en movimiento
Es cosa sabida que cuando se habla del uso del móvil en clase nos vienen a la cabeza las nefastas consecuencias y riesgos que asume hoy día la sociedad. Quizá nuestra primera respuesta tiene esa connotación negativa por una experiencia propia o algo que alguien nos ha contado; pero yo creo que sobre todo es una cuestión de desconocimiento, de circunstancias. Y, en concreto, de la (mala) influencia del espectro político que controla el sistema educativo y entorpece que avance en otra dirección. No obstante, en los últimos tiempos se ha experimentado un notable cambio de actitud y aptitud en lo que a tecnología de la información se refiere, porque, es evidente, vivimos en la sociedad del conocimiento y la adaptación es necesaria. Como igual de necesario es converger con la tecnología móvil y sacarle el mayor rédito posible en nuestro día a día, incluso en las aulas. El adjetivo móvil ya implica la inestabilidad que caracteriza al objeto que es calificado como tal. Simboliza que no hay permanencia, que siempre está en movimiento. Uno de los retos de la educación es adaptarse a los cambios y permanecer al día de todo lo que acontece en nuestro proceso de enseñanza-aprendizaje, el cual se caracteriza por sus constante oscilación. Nuestra docencia se lleva a cabo en esta "cibersociedad" en la que vivimos, sin negar la existencia de una brecha digital en algunos lugares donde la incorporación de la tecnología no ha sido igual; otro handicap puede ser el hecho de que el docente no es un nativo digital como puede ser el alumnado al que se dirige y se hace necesaria la adecuación a una demanda a la que no puede dar la espalda. Hay que contemplar nuevos métodos de enseñanza. Se puede recurrir a la utilización del móvil por parte del alumnado como pretensión de que sea un añadido en nuestra metodología de enseñanza-aprendizaje. Se puede optar por la suscripción de un contrato de contingencias al comenzar la enseñanza en el que establecer límites del uso del móvil para evitar así la distracción continua; o por otro lado, enfocar la realización de las tareas a través del uso de este dispositivo, para que el alumno valore también la otra funcionalidad que estos medios ponen a su alcance y potenciar la innovación. Es aprender a hacer un buen uso de la tecnología como parte de la competencia digital. Con todo, hay que resaltar que democratizar el uso del móvil en el aula, no es consagrarle el valor único para la docencia de una asignatura, sino incluirlo como un medio más. Esto nos lleva a reflexionar que el móvil en el aula, como cualquier elemento pedagógico, puede optimizar el resultado de enseñanza-aprendizaje, si lo implementamos de la forma correcta y protocolizamos bien uso.
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Rebeca AtienzaLicenciada en Ciencias del Trabajo. Actualmente cursando Máster Formación Profesorado FOL y Antropología Social y Cultural Categorías
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Marzo 2018
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