Lógica discursiva. Impugnar con dialéctica.
Los alumnos de Secundaria en España, están en la cola de Europa en las diferentes propuestas de participación de debates y oratorias que se llevan a cabo en países de la Unión. La adolescencia es una etapa difícil en el desarrollo personal, en la que aparecen algunos problemas que pueden desembocar en trastornos serios si no se detectan a tiempo, y de ahí, la necesidad urgente de incentivar y promover el proceso comunicativo. Hay que estudiar cómo motivar a los adolescentes a interrelacionar con su más próximo entorno a través, por ejemplo, del debate en los centros educativos. Este acto de comunicación de origen anglosajón, se basa en una argumentación e intercambio de ideas a través de dos puntos de vista que necesariamente tienen que estar respaldados mediante una argumentación lo más objetiva posible, y que, además del aprendizaje mutuo, impulsa la oratoria en público. Desde muchos organismos se quiere poner el énfasis en la palabra, y no es para menos. La palabra como compromiso, como acción, como ética. Somos lo que somos porque hablamos como hablamos. Verbalizar y asumir un modo de expresión, y sobre todo, caer en la cuenta de lo importante que es comunicarse. El lenguaje, es pues, una de las cosas por las cuales se puede definir al hombre. De ahí la bella frase griega, “es el animal que habla…”Eso es el hombre!". Esta labor no está exenta de dificultades, dado que algunos ponen en duda la correspondencia entre los lenguajes y realidad, lenguaje y mundo, y la posibilidad de comunicación eficaz entre los seres humanos. Como dice Aristóteles, el lenguaje es uno de esos lugares donde la “teoría” se instala. Los estudios que se han ido realizando durante estas dos últimas décadas coinciden en que los adolescentes –muchos de ellos ahora ya no tan jóvenes- vienen arrastrando considerables problemas de léxico. La realidad en las aulas y fuera de ellas demuestra día a día que persisten dificultades entre los jóvenes para la comunicación; no sólo con un vocabulario correcto y rico, sino con entonación y destreza suficiente para seguir una fluida conversación. Expertos del ámbito universitario, responsables de la Administración educativa y empleadores son conscientes de las insuficiencias en lecto-escritura y de las carencias expresivas, volcando continuos informes que procuran se preste más atención en este déficit. ¿Los docentes tenemos algo que aportar? Mucho En cuestiones como lengua y ortografía, el alumnado que llega a la universidad parece que va mejorando, pero sigue faltando una dialéctica en la expresión oral. Además, hay que distinguir entre la lengua y la literatura. El hecho de leer, de comprender textos, aumenta la capacidad de expresión de diferentes tipos de literatura. Los convenios que dan lugar a la paz social, los pactos laborales, acuerdos entre particulares, todos están basados en la palabra. Porque “hablar” y “pensar” son la misma cosa. Por lo tanto, nuestro cometido como docentes en este aspecto debería ser que la expresión oral se mejore a través de técnicas de oratoria y pensamiento crítico. Una metodología como el debate, con las técnicas adecuadas, hará pensar, razonar y expresar “más allá” que lo anecdótico a la hora de interrelacionar con los demás. https://prezi.com/view/htldPfPgM4fAdPb2ZDtN/?webgl=0
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Rebeca AtienzaLicenciada en Ciencias del Trabajo. Actualmente cursando Máster Formación Profesorado FOL y Antropología Social y Cultural Categorías
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Marzo 2018
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